El Orisha Orula.
Es la divinidad principal del iniciado en la Osha-Ifá, representa la sabiduría, la inteligencia, la elocuencia, la sencillez, la picardía y la astucia utilizadas para vencer al mal y a la muerte.
Orunmila como también se le conoce fue testigo de la Creación y de la elección del destino que escoge el espíritu antes de encarnar el cuerpo biológico del los humanos.
Por ello tiene el título Orunmila eleri-ipin ibikeji.
«Orula elerí ipínIré keji Olodumare Onatumo agbedebeyo Alapa siyan iwi Oduduwa Aché ishe miní, Orula somo somo Orula Iboru, Orula Iboyá, Orula Ibosheshé».
Pataki: La Guerra entre Abita y Orula
En esta pequeña historia conoceremos sobre la gran batalla entre el bien y el mal, de cómo Orula se erigió como el principal de los Orishas.
Abita, orisha que representa el mal, quería medirse con Orunmila pues cada vez que Abita perjudicaba a alguien con sus trabajos, Orunmila lo salvaba.
Entonces Abita preparó a todos sus adeptos, los hechiceros Ashumulei para derrotar al Orisha Orula y lo retó para pelear.
Orunmila hizo osorde y se vio éste Ifá. Preparó el ebbó para la lucha y llamando a su ayudante Ogún se hizo ashinima y mandó a Ogún al monte a buscar ewe yilobo que era el único que derrotaba a Abita.
Orunmila le dijo a Ogún entonces: -Déjame pelear solo, mi última arma la emplearé si Abita juega sucio en la lucha.
El día de la batalla llegó, se dio un viernes que es día de perturbaciones.
Ambos comenzaron a pelear y a hacer varias hazañas, pero Abita tenía un iyeká (un polvo maléfico) y cuando Orunmila estuvo descuidado se lo sopló y éste cayó al suelo.
Todos los secuaces de Abita cantaron y bailaron pues según ellos Orunmila estaba Ikú (muerto), lo metieron luego en su casa y se reunieron el día sábado para acordar lo siguiente:
- Hacer todo lo posible porque Orula no reviviera.
- Si Ela volvía en sí, no lo dejarían levantarse.
- Si Ela se levantaba, no lo dejarán llegar a su tablero para que no pudiera llamar a los Imolé del cielo.
Abita y todos los Ashumuleí estaban de guardia y llamaban a todo el mundo para que vieran a Orunmila que estaba Ikú.
Orunmila, no estaba muerto pues el ashinimá que había hecho lo había evitado y el iyeká sólo lo había adormecido.
Cuando menos lo esperaban, un domingo Orunmila recobró el conocimiento y agarrando el gajo de pomarrosa (ewé yilebo) que tenía a su lado, entonó el siguiente canto:
«Ewé Yilebo Iguí Deré Iná Bakuaré Korawó Korawó Iná Bakuré Oye Oye Nilé Awó».
Orunmila es como la pomarrosa, un árbol duro que el fuego de la brujería ataca pero no puede con él; la brujería se va de la casa del Awó.
Y según cantaba golpeaba a los Ashumuleí destruyéndolos a todos y venciendo definitivamente a Abita.
Al ver esto, no le quedó más remedio que aceptar que fue derrotado y que con Orunmila no podía, pues el Orisha Orula era Apataki Imalé Alakaiyé, es decir, el principal de los Orishas.